Se puede ser hippy y trabajar
Este julio hice un interrail con algunos de mis compañeros de universidad. Fueron unos días muy intensos, en los que aprendimos muchas cosas distintas, vivimos experiencias únicas, visitamos lugares en los que nunca antes habíamos estado y nos conocimos mejor. Las noches fueron largas y las reflexiones profundas, hubo momentos de reflexión y momentos para actuar y saltar a la piscina sin mirar.
Lo que quería comentar en este post es como se puede tener un estilo de vida hippy en la sociedad actual, todo visto des de la experiencia propia.
Este concepto de “neo-hippys” nos los encontramos en Budapest (ciudad muy bonita por cierto). Escogimos este hostal porque era el que mejor calidad-precio tenía y cumplía con nuestros requisitos mínimos. Allí nos encontramos con fauna diversa.
Era un hostal party-oriented, es decir cada día había fiesta algunos días podías escoger! :D Estaba claro que era un hostal para jóvenes. El hombre era “hi-5” consecuentemente todas las paredes estaban pintadas de manos con dedicatorias de anteriores huéspedes. Había wifi en todas partes y las llaves funcionaban con RFID.
El que era el jefe debía tener como mucho unos 35 años y vivía en el hostal. Los demás huéspedes no llegaban a esa edad.
Había un billar, futbolín, dardos, Xbox y una tele plana enorme junto a un ordenador con muchas películas nuevas. En la recepción había una pizarra en la que se escribía el planning para cada día, para el que quisiera formar parte de alguna de las actividades.
El hostal era barato pero no se notaba que apuraran dinero. Es más las camas las habían “tuneado” y puesto “cortinas” para que la gente tuviera un poco de intimidad. O en las taquillas había enchufe dentro, para poder dejar el móvil cargando. Se notaba que el jefe había estado en otros hostales y sabía como iba el tema.
Los que se querían quedar y pasar largas temporadas gratis tenían la opción de trabajar gratis y tener una cama en el cuarto de los trabajadores junto al jefe. Además tenían comida gratis (no era super comida, pero era comida). El trabajo no era para nada explotador, siendo bastantes los que escogieron esta opción, lo único que debían hacer era limpiar, poner lavadoras, atender en recepción o guardar la ropa de la cama. Siendo tantos podían trabajar días salteados.
El hostal se mantenía de los que si que pagaban por pocos días, y los que animaban el ambiente y hacían el trabajo se ganaban una cama. Como ya he comentado cada noche había un tour por la ciudad para “visitar” distintos bares.
No es una mala vida cuando eres joven, trabajas 10-20 horas a la semana, conoces mogollón de gente nueva cada semana aprendes idiomas y otras cosas. Escuchas historias y vivencias, te lo pasas bien y quizás hagas amigos para toda una vida.
Lo que me gustaría destacar de este hostal, es que cuando el dinero no es una prioridad se pueden montar castillos.