Estamos tan preocupados por llegar pronto a nuestro destino, que nos olvidamos de mirar y disfrutar del paisaje

Esta navidad me he dado cuenta de algo nuevo. Desde que llegué a Múnich no he parado de estudiar más de 12 horas al día (fines de semana incluidos, salvo honrosas excepciones). Cada día me levantaba a las 7 para escribir, leer o repasar algunos conceptos y tareas que me había auto-impuesto pudiéndome levantar a las 9 sin mayores problemas. No llegaba a casa nunca antes de las 8, incluidos los días que mis clases terminaban temprano.

Al llegar esta navidad me notaba cansado y he hecho un parón con freno de mano a lo brusco. Me he olvidado de todo lo que tenía pendiente de la universidad y he salido como hacía mucho que no salía, he recuperado algo de forma física, he visitado amigos que hacía tiempo que no veía, he estado con la familia y un largo etcétera de distintas actividades. Todo sin apenas pensar en la montaña de tareas pendientes que tengo por hacer.

Estos días que ya tocaba empezar a liquidar trabajos ha sido diferente por primera vez en mucho tiempo. No me ha costado tanto concentrarme, tenía ganas de ponerme a trabajar sin hacer el remolón. Y desde hacía mucho tiempo he sido extremadamente productivo.

Hace un tiempo leí una moraleja muy parecida y aunque me la sabía, a veces las cosas se olvidan. He buscado la moraleja y aquí os la dejo (después hay más post!):

Había una vez un leñador que se presentó a trabajar en un aserradero. El sueldo era bueno y las condiciones de trabajo mejores aún; por lo tanto, el leñador se decidió practicar toda su experiencia.

El primer día al presentarse al capataz, éste le dio un hacha y le designó una zona de trabajo. El hombre entusiasmado salió al bosque y en un solo día cortó dieciocho árboles. -Te felicito, le dijo el capataz; sigue así.

Animado por las palabras del capataz, decidió mejorar su propia marca, de tal modo que esa noche se fue a descansar bien temprano.

Por la mañana se levantó antes que nadie y se fue al bosque. A pesar de todo el empeño, no consiguió cortar más que quince árboles.

Triste por el poco rendimiento, pensó que tal vez debería descansar más tiempo así que esa noche decidió acostarse con la puesta del sol. Al amanecer se levantó decidido a superar su marca de 18 árboles. Sin embargo, ese día sólo corto diez.

Al día siguiente fueron siete, luego cinco, hasta que al fin de esa primera semana de trabajo sólo cortó dos. No podía entender que le sucedía ya que físicamente se encontraba perfectamente, como el primer día.

Cansado y por respeto a quienes le habían ofrecido el trabajo, decidió presentar su renuncia, por lo que se dirigió al capataz al que le dijo: -Señor, no sé que me pasa, ni tampoco entiendo por qué he dejado de rendir en mi trabajo.

El capataz, un hombre muy sabio, le preguntó: -¿Cuándo afilaste tu hacha la última vez? -¿Afilar? Jamás lo he hecho, no tenía tiempo de afilar mi hacha, no podía perder tiempo en eso, estaba muy ocupado cortando árboles. Siguiendo los consejos del capataz, el leñador, entre árbol y árbol, empezó a tomarse su tiempo para afilar el hacha; de esa manera pudo duplicar la tala de árboles.

Como se puede ver parar para afilar el hacha también es productivo. Si te sientes vago estás de suerte! También hay “actividades” para los momentos en los que no te sientes con ganas de trabajar que ayudan a mejorar tu productividad! Por lo que os dejo con una lista de 5 tareas a realizar en tu momento perezoso o relajado:

1) Dormir una siesta. Si que parece un poco de holgazán pero es todo lo contrario! 30 minutos de descanso pueden aumentar hasta un 34% nuestro rendimiento. A parte nos aporta otros beneficios como la disminución del estrés, mejora de la memoria, entre otros.

2) Escuchar música. Los beneficios son muy parecidos a los de la siesta entre los que se pueden encontrar, la reducción del dolor, alivio del estrés, estimula el cerebro, aumenta el optimismo y curiosamente facilita el sueño.

3) Comer helado. A primera vista puede parecer un alimento no muy sano (y en grandes cantidades posiblemente no lo es) pero nos sorprendería lo que nos puede llegar a aportar. Un helado es bastante parecido a un yogur, contiene mucho calcio y vitaminas además de ser un “euforizante” (ayuda a liberar endorfinas, las hormonas del placer).

4) Ver vídeos de fails. Como es bien sabido por todos la risa ayuda a mejorar el estado de ánimo, reducir el estrés y el dolor entre muchos otros beneficios, incluso reír es como si hiciéramos un poco de deporte.

5) Llama o queda con un amigo. Como dice el refrán popular, quien tiene un amigo tiene un tesoro. Los amigos alargan la vida y hacen feliz, que más se puede pedir?

Como veis la próxima vez que tengáis algo de pereza tened en cuenta que no es malo! Aprovecha para afilar el hacha, pero recuerda que al fin del día tiene que haber tiempo para todo.